será atado [o desatado] en los cielos”
Mateo 16:19
Debido principalmente a la influencia de la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento, del siglo II a.C., la mayoría de las palabras hebras llegaron a tener una traducción fija o estándar en griego.
Dein o luein, por ejemplo, las palabras griegas usadas en la Septuaginta para “atar” y “desatar”.
La traducción griega de una palabra hebrea podía ser normalmente el equivalente de solo uno de sus significados, por lo general el primero o significado original.
Sin embargo, debido a que la traducción estándar se volvió tan fija en las mentes de los traductores griegos que ellos la empleaban aun cuando la palabra hebrea traducida apareciera en un contexto totalmente diferente y con un significado obviamente distinto.
En aquellos días traducir era en extremo un asunto mecánico y literal.
Tal método de traducción es realmente una bendición oculta para quien trata de recobrar un texto hebreo, tal como la Vida de Jesús, que ha sobrevivido solo en traducción griega.
Esto hace relativamente fácil poner la traducción griega de vuelta al hebreo.
Sin embargo, este tipo de traducción no es para nada una bendición para el desafortunado lector en español, que lee una versión española de uno de estos textos griegos sobrevivientes, traducidos por un erudito que no está buscando equivalentes hebreos, y que mecánicamente traduce el griego al español sin importar lo que dicta el contexto.
Cuando este erudito traduce un pasaje griego de vuelta al que es su hebreo idiomático, el traduce, ya sea literalmente, resultando en algo que no tiene sentido en español; o peor – él arriesga una suposición “educada”, resultando en algo que es buen español, pero que no tiene nada que ver con el significado original del hebreo.
Las palabras hebreas para “atar” y “desatar” cada una aparece con más de un significado en el Antiguo Testamento.
- “Atar”, por ejemplo, puede significar
- “amarrar” (Jueces 16:11),
- “aprisionar” (2 Reyes 17:4),
- “uncir” una carreta, carromato, o carro (Génesis 46:29), o
- “atar” un animal (Génesis 49:11);
y por el tiempo de Jesús en el tiempo de Jesús la palabra “atar” había adquirido un significado adicional – “atar” en el sentido de “prohibir.”
De la misma forma, “desatar” había adquirido el significado opuesto
– “permitir.”
Estos últimos significado de “atar” y “desatar” son los únicos que encontramos más frecuentemente en la literatura rabínica.
Los sabios eran constantemente consultados por su comunidad para interpretar mandamientos escriturales.
¿Era tal o cuál cosa permitida? La Biblia, por ejemplo prohibe trabajar en Sábado.
Pero no define el “trabajo.”
Como resultado, los sabios eran consultados para declarar lo que se permitía o no se permitía hacer en el Sábado.
Ellos “ataban” (prohibían) ciertas actividades, y “desataban” (permitían) otras actividades.
Interesantemente, los sabios definían trabajo como cualquier actividad que involucrara la producción, creación o transformación de un objeto. Trabajo, por lo tanto, no es necesariamente una actividad que causa fatiga física o mental.
Se permitía el estudio en el Sábado. “Uno podría pasar el Sábado completo abriendo y cerrando libros hasta que cayera exhausto y aún así no violaría el Sábado. Por otro lado, el simple golpeteo de un fósforo, solo uno, es una profanación del Sábado porque involucra creación” (Chill 1974:37).
La Mishna está llena de reglas rabínicas sobre lo que está “desatado” (permitido) o “atado” (prohibido):
- Durante la guerra de Vespasiano [66-70 d.C.], ellos (los sabios) prohibieron las guirnaldas de los prometidos y (el tañido de) campanas.
- Durante la guerra de Quietus [116-117 d.C.], ellos prohibieron las guirnaldas de las novias y el que un hombre enseñara griego a su hijo.
- En la última guerra [la Revuelta de Bar Kojba, 132-135 d.C.], ellos prohibieron que la novia fuera transportada en una litera dentro de su aldea. Pero nuestros sabios permitieron [literalmente, “desataron”] que la novia fuera transportada en una litera dentro de la aldea (Sotah 9:14).
- Si un hombre hizo un voto para abstenerse de leche, le es permitido [literalmente, “desatado”] el suero. Rabí Yoseh lo prohibe...
- Si un hombre hizo un voto para abstenerse de carne, se le permite el caldo [el agua donde fue cocinada la carne]...
- Rabí Judah lo prohibe... Si un hombre hizo un voto para abstenerse de vino, se le permite un plato que tenga una pizca de vino (Nedarim 6:5-7).
- Él [Rabí Gamaliel] tomó un baño la noche después que murió su esposa. Sus discípulos le dijeron, “¿No nos enseñaste que está prohibido [literalmente, “atado”] que un doliente se bañe? Él les dijo, “No soy como los demás. No estoy sano” (Berachoth 2:6).
El traductor griego de Mateo 16:19 ha usado dein y luein, las traducciones estándar de las palabras hebreas “atar” y “desatar”, aunque es obvio que en este contexto estas palabras significan “prohibir” y “permitir”, y no “atar” y “desatar.”
Jesús estaba dando a Pedro la autoridad para tomar decisiones para regular la vida de la Iglesia.
Él confiere a Pedro símbolos de autoridad, las llaves del reino de los cielos.
Las decisiones o dictados que Pedro haga tendrán la autoridad del reino tras ellos.
Sus decisiones serán apoyadas por Dios. (“Cielo” es una sinónimo evasivo para “Dios.”)
Lo que Pedro prohíba, el Cielo lo prohibiría. Lo que Pedro permita, el Cielo lo permitiría.
El movimiento que Jesús creó (la Iglesia) fue un fenómeno nuevo en la historia judía.
Pronto aparecerían situaciones que ninguno de los judíos en este movimiento había enfrentado antes, situaciones sobre las cuales la Biblia no daba instrucciones, situaciones con las cuales aun los sabios, contemporáneos de Jesús, no habían tratado. Se deberían tomar decisiones y encontrar soluciones. Aun más preocupante, Jesús, su maestro, ya no estaría allí para tomar las decisiones, para decir lo que se permitía o se prohibía. Pedro y los otros líderes de la Iglesia tomarían ahora su lugar. Por lo tanto, ellos no debían estar indecisos por temor a equivocarse.
Ellos tenían la autoridad para tomar decisiones. Dios estaría con ellos. Él respaldaría sus decisiones.
Los apóstoles, como lo sabios, eran consultados por su comunidad, la Iglesia, para interpretar la Escritura, solucionar disputas, y encontrar respuestas en tiempos de crisis. A veces ellos eran forzados a tratar con problemas banales: por ejemplo,
- los reclamos de los judíos de habla griega que sus viudas no estaban recibiendo buen trato como las viudas que hablaban hebreo en la distribución diaria de alimento (Hechos 6:1-6).
- En otras oportunidades, se pidió a los apóstoles que solucionaran controversias furibundas, controversias que tenían el potencial de causar una división irreparable en la iglesia. Una de tales controversias se describe en Hechos 15 – la controversia sobre si se debía admitir a los gentiles en la Iglesia sin circuncidarles primero y sin mandarles que guardaran la Ley de Moisés.
- La decisión que se alcanzó es un clásico ejemplo de cómo los líderes de la iglesia primitiva ejercían su autoridad para “atar” y “desatar.”Los apóstoles y ancianos se reunieron en Jerusalén para discutir el problema. ¡Hubo bastante debate! Habló Pedro (Hechos 15:7-11) y después Santiago (Hechos 15:13-21).
La actitud de Pedro fue probablemente crucial, ya que fue a él que originalmente Jesús dio la autoridad para tomar decisiones que afectaran la Iglesia. Pedro “desató.” Él concluyó que el yugo de los mandamientos era demasiado pesado para los antiguos gentiles (verso 10). No se les debiera pedir que guardaran la Ley de Moisés. Santiago estuvo de acuerdo. El también “desató”: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios” (verso 19).
Pero, Santiago “ató” al mismo tiempo que “desató.”
Él concluyó que era necesario que los gentiles que habían creído se apartaran de idolatría y prostitutas sagradas, y se abstuvieran de comer carne de la cual la sangre no había sido quitada (tal como la carne de animales que habían sido estrangulados antes que desangrados). Santiago prohíbe o veta tres cosas.
Luego de sus discursos, las decisiones de Pedro y Santiago, incluyendo las prohibiciones de Santiago, fueron confirmadas por el resto del liderazgo, y más tarde por toda la Iglesia (verso 22)
ENTENDIENDO LAS PALABRAS DIFÍCILES DE JESÚS
NUEVAS PERCEPCIONES DESDE UNA PERSPECTIVA HEBRAICA
David Bivin-Roy Blizzard, Jr
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